sábado, 17 de septiembre de 2011

No habrá paz para los malvados

No  habrá paz para los malvados, la nueva película de Enrique Urbizu es un thriller áspero, seco, y muy amargo. Un triunfo de la cinematografía patria. Urbizu mantiene el pulso del relato en todo momento y se nota que tiene claro lo que quiere contar y cómo hacerlo. No hay tiempo para digresiones. La historia, mil veces contada, adquiere en manos del director un pulso y una crudeza renovados y te deja con la sensación de haber recibido un tiro en el estómago, a bocajarro, y no poder hacer otra cosa que esperar una muerte segura, lenta y dolorosa.

La actuación de José Coronado como el inspector de policía Santos Trinidad es contenida, fiera y llena de matices. Y el resto de los actores defienden con mayor o menor seguridad su papel. Pero sin duda el mayor logro de la película es alcanzar con éxito un punto medio entre el thriller de género hollywoodiense y el cine europeo de auteur. Predominan los silencios, las miradas, y situaciones en las que se dice más con los gestos que con las palabras. Abundan también los planos abiertos y distantes que dan al film un tempo calmado. Pero en ningún momento se hace pesado ni lento. El guion avanza imparable, sin detenerse en trivialidades ni explicar demasiado las cosas. Se deja vía libre al espectador para rellenar los huecos. En definitiva, una película muy recomendable, que salda con creces las expectativas creadas. Y sobre todo, que huele a sudor y alcohol por los cuatro costados.

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