miércoles, 25 de enero de 2012

Cuando los Óscar dan gratas sorpresas

Es curioso cómo nos pasamos la vida despotricando sobre los Óscar, criticando su juicio, o su apuesta por lo seguro y lo fácil, pero aún así seguimos, año tras año, cayendo rendidos ante la magia y el glamour de los que, al fin y al cabo, siguen siendo los premios más importantes de la industria del cine. La Palma de Oro puede darte todo el prestigio que quieras, pero muchos matarían a su perro con tal de tener al lustroso tío Óscar en su cuarto de baño.

Hace unos días se dieron a conocer las películas nominadas este año, con no pocas sorpresas. Una de ellas merece especial atención. La película iraní Nader y Simin, una separación (2011) no sólo ha sido nominada en la categoría de Mejor película de habla no inglesa, algo que prácticamente estaba asegurado, sino que la Academia ha tenido a bien nominarla también en la categoría de Mejor guión original. Este hecho, aunque parezca trivial, no hace sino reconocer la enorme calidad de esta cinta, ya que no es frecuente la nominación de películas extranjeras en esta categoría. A los que piensen que la del guión es una categoría menor, recordarles que el guión es y siempre ha sido la parte fundamental en este arte de contar historias. Más te vale tener desde el primer día de rodaje un guión bien trabajado... a no ser que seas Terrence Malick, claro.


A estas alturas, espero haber captado tu atención e interés hacia esta pequeña cinta, escrita, dirigida y producida por el cineasta Asghar Farhadi, que ya cuenta con otros premios, como el Oso de Oro a Mejor Director, y el Oso de Plata a Mejor Actor y Actriz en el Festival de Berlín, o el Globo de Oro a Mejor Película de habla no inglesa.

Vale, hablemos de la película. La cinta, como su título indica, narra la separación de un matrimonio. Simin, la esposa, pretende abandonar Irán en busca de una vida mejor para su hija Termeh, pero Nader, el marido, se niega a salir del país y abandonar a su anciano padre, que padece Alzheimer; y aunque quiere lo mejor para su hija, no piensa separarse de ella.

Este es el punto de partida de una película dura, comprometida e inteligente que realiza una excelente radiografía de la sociedad iraní actual. Un país de continua presencia mediática, pero del que los que vivimos en occidente conocemos tan poco. El film se presenta como un drama social, emotivo y contestatario, pero los continuos giros y sorpresas de un guión de hierro, le convierten en una suerte de thriller judicial de ritmo trepidante. Ayudado por unos actores en estado de gracia y una dirección incisiva, las dos horas que dura la cinta se pasan en un suspiro.


Pero sus bondades no se quedan sólo en la excelente mezcla de géneros y su propuesta para todos los públicos. Asghar Farhadi se preocupa por sus personajes y consigue una implicación total por parte del espectador, sin sensiblerías ni música estridente. Y sin tomar partido por unos u otros, ni erigir en malo de la función a ninguno de sus personajes. Todos tienen motivos para comportarse como lo hacen y, a pesar de que parezca lo contrario, no pretenden hacer daño a nadie. De tal modo que esta regla básica de la narración, personajes enfrentados por motivaciones contrapuestas, funciona en primera instancia en su condición de thriller, pero logrando también un calado muy hondo y humano.

Quiero terminar agradeciendo al Cine Club Calle Mayor haberme brindado la posibilidad de ver esta película en pantalla grande, y rezo para que todos los que hayan leído hasta aquí y tengan ganas de verla, tengan la misma oportunidad que yo tuve.

1 comentario:

  1. Hola Fernando. Te escribo desde el cineclub de Palencia. ¿Me podrias pasar tu dirección de correo para hablar en privado?
    Un saludo.

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